Tiempo, lugar y circunstancias

En un mundo totalmente globalizado, las cosas nunca suceden por simple casualidad, absolutamente todo está relacionado.

Al tratar de analizar los acontecimientos locales de algún país en específico, se debe tener en cuenta siempre esta frase : "tiempo, lugar y circunstancias".

El sitio donde se desarrollan los sucesos, el tiempo en el que se desarrollan ( o desarrollaron, si estamos analizando el pasado) y las circunstancias, no sólo las locales, más importante aún es analizar profundamente las circunstancias geopolíticas internacionales del momento en que hacemos el análisis.

Todo en Geopolítica está íntimamente ligado a la economía y está, a su vez, se rige invariablemente por las reglas de juego del capitalismo financiero internacional, sistema que se le ha impuesto desde hace siglos a casi la totalidad del planeta y ese sistema, ya en su etapa depredadora imperialista, necesita imprescindiblemente de dos cosas: mano de obra y materias primas a muy bajo costo y tengamos muy en cuenta que para los economistas los daños a la Pacha Mama y todo lo que en ella habita son considerados "externalidades", ni siquiera se contabilizan.

Por lo tanto aquel que piense que lo que sucede en Venezuela, en Myanmar, Haití o en Hong Kong, no está relacionado con la geopolítica y la economía capitalista impuesta por las élites corporativas globales, a sangre y fuego en algunos sitios y a punta de propaganda en otros, está, como decimos en criollo : "¡ meando bien fuera del perol !"

Todos pudimos ver y escuchar hace unos años a Barack Obama comentar en vivo y en directo en una entrevista que los Estados Unidos tenía "formas para torcerle el brazo a los países que fueran en contra de sus intereses" y que para reforzarlas tenían "al ejército más poderoso del mundo". Esas "formas", además de las que se mueven en las sombras, son las medidas coercitivas unilaterales, las mal llamadas sanciones, que hoy en día la "nación indispensable" adalid de la libertad y la democracia aplíca por cientos, cruel e ilegalmente, a más de treinta países de la comunidad internacional, en su mayoría aquellos que no "quieren dar su brazo a torcer" y someterse a las órdenes y a los intereses de los Estados Unidos que, léase bien, son en realidad los intereses de las grandes corporaciones y sus dueños que desde las sombras gobiernan al Imperio Eurocéntrico capitalista. Obama, es supuestamente un "democrata", y tanto el como su ex vice y actual y ya senil presidente gringo son conciderados gente de "izquierda" por el partido republicano y sus seguidores. ¡Extraña contradicción una izquierda norteamericana imperialista!

Estas medidas coercitivas, los bloqueos y los embargos, buscan sembrar el caos y crear crisis de todo tipo en los países afectados, buscando desestabilizar y provocar hambrunas, conflictos, golpes militares o explosiones sociales que derriben a los gobiernos que les son incómodos y pongan en su lugar a dociles perritos falderos echados en la alfombra que "les muevan la colita". (en palabras de P.P.K presidente del Perú depuesto por corrupto)

Las políticas de intervención vienen siempre precedidas y acompañadas por una intensa y bien planeada campaña de desprestigio en contra de cualquier líder o proceso que trate de mantener su soberanía y proteger sus recursos naturales, llevada adelante por muy bien pagados operadores en las redes sociales y por los ya prostituidos medios de comunicación internacionales, casi todos en manos de las élites corporativas.

Saben muy bien quienes aplican estas mal llamadas "sanciones" que unos de sus primeros resultados son el aumento exponencial de la corrupción y la criminalidad. Las sanciones y los bloqueos (ilegales ante las leyes internacionales) crean un creciente deterioro en los servicios públicos, sobre todo en salud, agua potable y en el servicio eléctrico. A medida que los servicios colapsan se desata la inflación ( casi siempre inducida) la especulación y el deterioro de los salarios. Todo esto impulsa un fenómeno de migración económica que debilita aún más a los servicios públicos y a las industrias locales, que disminuyen su producción aumentando el problema del desabastecimiento, pero no nos dejemos engañar aunque producen menos, muchas de las industrias aumentan exponencialmente su margen de ganancia por medio de la especulación desmedida con los precios. Lo que algunos llamamos economía de guerra.

Poco a poco el tejido social del país "sancionado" se va destruyendo. El nivel de vida de los pobladores disminuye rápidamente, y comienzan a surgir mafias de todo tipo, no solo en el gobierno y el estado, sino en todos los niveles de la sociedad. Esto no es casual, como dije ellos saben muy bien lo que están haciendo y conocen perfectamente el resultado de sus planes. Si los pueblos no se revelan y explotan, o los gobernantes no ceden ante la presión y aceptan una "transición" con elecciones "libres y transparentes" supervisadas por las instituciones imperiales y donde se elija a un candidato impuesto por estas mismas instituciones, viene entonces la "intervención humanitaria" para salvar al país en cuestión de la crisis, la violencia y la corrupción que ellos mismos han creado. Lo vimos en Afganistán, en Irak, en libia, en Somalia, en Haití y en el Congo. Si política o económicamente no les conviene intervenir directamente con sus ejércitos regulares entonces financian a todo tipo de grupos de paramilitares muy bien armados y entrenados por sus fuerzas especiales, para que les hagan el trabajo sucio como podemos ver en Siria, Indonesia, Nigeria o Mali con el Daesh y otros grupos de terroristas asesinos disfrazados de musulmanes o de "freedom fighters" (luchadores por la libertad) y paramilitares de todos los colores, algo que ya empezamos a ver en Venezuela.

No nos dejemos engañar, no existen guerras por razones "humanitarias". Todas las guerras son inhumanas y todas son por razones económicas, por territorios y recursos.

No se puede destruir a una nación para salvarla de un monstruo que solo existe en la torcida narrativa de las elites globales. Vuelvo y repito, sigan el dinero, las guerras solo benefician a un pequeño grupo de psicópatas y a sus lacayos plutócratas en las las corporaciones transnacionales, a las oligarquías locales e internacionales y a algunos corruptos políticos de profesión. Las grandes mayorías son las que ponen los muertos, el sufrimiento y lo pierden todo en cualquier tipo de conflicto.



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Gustavo Corma


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