Fracasó el proyecto "Que se abran cien flores y florezcan..."

Aún este tema no se ventila en las clases del diplomado de la Otra Política, tampoco sé si estará en el programa, aunque debería, por lo necesario, pues si bien se desarrolla en el escenario de la China de Mao, puede aplicarse, sin lugar a dudas, a otros cercanos ejemplos cercanos.

Por lo que me limitaré a resumir, de la manera más clara posible, lo que se conoció como La Campaña o Movimiento de las Cien Flores, y su estrepitoso fracaso, hurgando en internet.

Esta Campaña, también denominada el Movimiento de las Cien Flores hace referencia a un breve período entre 1956 y 1957, en la historia de la República Popular China, apenas 7 años luego que el Ejército Rojo venciera la guerra civil, que llevó al poder al Partido Comunista con Mao Tse-tung a la cabeza.

Las semillas de la Campaña de las Cien Flores fueron sembradas por el primer ministro de China Zhou Enlai, quien, según se escribe, era una figura racional más tolerante con las críticas y con la disidencia, que el mismo Mao. Este primer ministro creía que los artistas e intelectuales de China habían sido injustamente silenciados por la revolución. Señalaba "sin esta crítica el gobierno no podría funcionar como la Dictadura Democrática Popular. Se pierde la base de un gobierno sano…debemos aprender de los errores del pasado, tomar todas las formas de crítica SALUDABLE (mayúsculas mías) y hacer lo que podamos para responder a estas críticas"

Recibió Zhou el apoyo del Comité Central del Partido Comunista, al plantear que los intelectuales tenían mucho que ofrecer si se los animaban y se les daba algo de libertad.

Pero fue el líder chino del Partido Comunista, Liu Shaoqi, quien utilizó por vez primera la frase "dejar que florezcan cien flores para desarrollar algo nuevo a partir de lo viejo". Frase que se convirtió luego en consigna, en la boca de Mao.

De hecho, un breve tiempo después, el presidente Mao encontró la idea interesante y la hizo suya, desplazando a Zhou Enlai de tal iniciativa.

Brevemente, la idea fue que los intelectuales discutieran acerca de los problemas prácticos del país para así promover reformas institucionales y artísticas. Pero se señala que Mao quería, de alguna manera, convencer a esos grupos de intelectuales chinos que no eran comunistas e, incluso, a los grupos que habían sido derrotados en la guerra civil. Esperaba Mao que, mediante esos debates, las bondades del socialismo resultarían evidentes sobre el capitalismo. Todo lo cual, de lograrse, le permitiría implantar las reformas sociales que tenía planeadas, así como las que vendrían luego con su mandato. En otras palabras, seducir, como señala mi amigo secreto Diogenes.

Se hace referencia a un discurso histórico de Mao, titulado "Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo", donde mostró un decidido apoyo a la campaña, diciendo que "nuestra sociedad no puede retroceder, solo avanzar..." y frases como "la crítica a la burocracia está empujando al gobierno a ser mejor".

Pero muy importante es el hecho de que el líder chino, en ese discurso famoso, alentó a la gente a ventilar sus críticas siempre y cuando fuesen CONSTRUCTIVAS (entre la gente y nosotros) más que ODIOSAS Y DESTRUCTIVAS (entre el enemigo y nosotros).

El nombre del proyecto, la consigna que lo bautizó, se originó de un antigua poema chino "Que florezcan Cien Flores, que Cien Escuelas del Pensamiento compitan".

Inicialmente esta invitación, que alentaba las críticas y el debate acerca de los problemas políticos y económicos que sufría el país, fue un verdadero shock para el pueblo chino. Anteriormente, el Partido Comunista siempre había tomado fuertes medidas represivas contra cualquiera que criticara al gobierno y/o sus medidas. Por lo cual, la respuesta inicial frente a esa campaña que, prácticamente comenzó a finales de 1956, fue tímida.

Así, el Gobierno no recibió muchas críticas a través de cartas que llegaban al primer ministro Zhou Enlai, por lo que éste pidió a Mao ejerciera más presión en sus discursos, para alentar al pueblo, en su fracción más exquisita, a una respuesta más significativa.

Así que, para la primavera de 1957, Mao reforzó el discurso señalando que la crítica era preferible, y a ejercer cierta presión sobre aquellos que no se avocaban a la crítica saludable de las políticas del Gobierno Central.

Apreciados lectores, se recibieron millones de cartas en apenas cuarenta y seis días, entre el primero de julio y el diecisiete de julio 1957.

Las críticas, contenidas no sólo en las cartas, sino también de los estudiantes en Beijing, quienes se reunían en los campus universitarios, escribiendo artículos ideológicamente críticos y comprometidos, señalaban temas como los siguientes: control del Partido Comunista sobre los intelectuales, las fuertes represiones anteriores sobre los contrarrevolucionarios, el seguimiento servil de los modelos soviéticos, los bajos niveles de vida en China, la prohibición de la literatura, así como el hecho de que los miembros del partido disfrutaban de muchos privilegios, descaradamente en relación al sufrimiento de la población.

Por supuesto que, esta avalancha de críticas, donde se cuestionó la legitimidad misma del Partido Comunista y su utilidad, tomaron por sorpresa tanto a Mao como a Zhou. El presidente del Partido Comunista de China, lo sintió como una amenaza señalando que se había, de cierta manera, desvirtuado la idea pues las críticas recibidas en respuesta a la Campaña de las Flores, ya no eran CONSTRUCTIVAS, sino dañinas e incontrolables.

Mao Tse tung había asegurado a los escritores que no serían castigados ni marginados por decir lo que pensaran, asegurando que la nación cambiaría positivamente como resultado de la Campaña de las Cien Flores, y prometió que se haría "tan suavemente como una brisa o una fina lluvia".

No fue así. La Campaña de las Cien Flores tuvo como consecuencias una "purga" denominada Movimiento Anti Derecha, iniciado en el verano de 1957.

Entre trescientos mil y quinientas cincuenta mil personas, fueron identificadas como de derecha, la mayoría intelectuales, académicos, escritores, y artistas. Fueron desacreditados públicamente, perdieron sus trabajos, mientras que un grupo menor fue forzado a campos de trabajo para ser re-educados. Una gran parte de estos, también entraron a las estadísticas de suicidio.

La Campaña de "Que Florezcan Cien Flores, que Cien Escuelas del Pensamiento compitan", fracasó estrepitosamente, con todas estas trágicas consecuencias.

Como me señala Diogenes, se intenta en la historia, proyectar a Mao como un tirano que no soportaba la crítica, pero lo cierto es que esa reacción conservadora, producto de la campaña floreada, pudo destruir, no solo al Partido Comunista, sino a China. Y había que proteger un gran logro de la revolución, como fue la unión de su territorialidad, pues China estuvo ocupada y dividida por mucho tiempo, siendo antes de la revolución como "un puño de arena" por su falta de cohesión.

Posdata: Navego por internet, y encuentro esta definición. Un intelectual se conoce como la persona que se dedica a las letras y a las ciencias. Invierte su tiempo en el estudio de la realidad y en la reflexión de los problemas sociales. De tal manera los intelectuales forman un colectivo que intenta educar a la población, proponer debates y explicar ciertos fenómenos. En este sentido, se sostiene que los intelectuales tienen el deber moral de fomentar la reflexión crítica. Y para el marxismo, un intelectual orgánico es aquel, que pese a pertenecer a una clase superior, se compromete con la condición de las clases bajas y trabaja por la liberación de los desposeídos.

¿Alguien se reconoce?



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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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