Las sanciones podrían barrer a la oposición

En el año 2019, el gobierno de Estados Unidos aplicó sanciones petroleras y financieras a Venezuela. Se trataba de una medida de "máxima presión" que tenía como propósito fortalecer la posición del "presidente interino" Juan Guaidó, frente a Nicolás Maduro, desconocido en ese momento por 50 países, como presidente legal. ¿Cuál fue el resultado? La Asamblea Nacional (AN) en ese momento era controlada por la oposición y finalmente en 2020, terminó nuevamente controlada por el chavismo-madurismo.

Aunque los daños a la industria petrolera de Venezuela, no fueron causados por las sanciones, como método de "máxima presión", lo que hicieron fue empeorar la situación. Para nadie es un secreto que la industria petrolera se desplomó con los 10 años de Rafael Ramírez al frente. Como en los juegos de niños, Ramírez entregó una "papa caliente", una bomba de tiempo, que estalló en las manos del gobierno surgido después del fallecimiento de Hugo Chávez. A eso se suman los factores exógenos, como el desplome del precio del petróleo en 2014.

Las sanciones petroleras de la era Trump, limitaron el canje de crudo por solventes con Citgo, lo que se tradujo en una mayor caída de producción de combustibles en Venezuela. Esto afectó al surtido de gasolina y de diésel para plantas termoeléctricas, con las consecuencias conocidas en la economía nacional.

De nuevo las sanciones

Los factores de oposición, ahora más divididos que en 2014, marchan a otro posible fracaso. Todas las acciones empleadas desde "el carmonazo" hasta ahora, solamente sirvieron para atornillar a Nicolás Maduro, como ya pasó con Hugo Chávez. Nuevamente, surge la narrativa de re imposición de sanciones, al vencerse las licencias otorgadas en octubre de 2023 por Washington.

La más esencial es la GL44, que contempla las operaciones petroleras. Hay una nueva amenaza de castigar al gobierno de Maduro, sobre la base de los argumentos de la oposición y la Casa Blanca, de incumplir el Acuerdo de Barbados.

Hasta este momento no hay nada decidido, tal como se dice en las redes sociales, por factores que expresan posiciones a conveniencias. En la Casa Blanca siguen estudiando la decisión.

Petróleo o elecciones libres

Para Washington es inconveniente volver a un esquema de "máxima presión" como lo hizo Trump, menos ahora que en los últimos tres meses, la inflación de Estados Unidos está resiliente y no baja. El precio del petróleo se mantiene todavía en 85 dólares el barril y a pesar de los ataques de Irán a Israel no aumentó. La presión de Estados Unidos a Israel para que no respondiera el reciente ataque de drones, logró contener una disparada del precio.

Hay que recordar que para el presidente Joe Biden, no puede haber un precio del petróleo sobre 90 dólares. En cambio, para el presidente Vladímir Putin, este debe aumentar sobre esa marca.

Pero la Casa Blanca también necesita vender su narrativa, sobre todo en un año electoral. Biden necesita votos y además contrarrestar, en los medios, a los republicanos que le reclaman por el alivio de sanciones a Venezuela.

El petróleo marcaba 68 dólares al final de diciembre de 2023. Pero el 17 de octubre, cuando se otorgan las licencias de las sanciones a Venezuela, el precio era de 85 dólares. Aunque muchos señalan que este país no tiene importancia en el mercado petrolero mundial, debido a la destrucción de su industria petrolera, posee casi una cuarta parte de las reservas mundiales. Las expectativas con Venezuela, tuvieron cierta influencia en el mercado. Hoy, con los hutíes atacando las rutas comerciales y con el Medio Oriente complicándose más, el precio volvió nuevamente al alza y coincide la narrativa del fin de las licencias otorgadas a Venezuela.

Washington tiene que poner en una balanza petróleo o que haya garantías para que los sectores de oposición ganen la presidencia de Venezuela. Porque ni siquiera es que tenga que apostar a que la oposición sea un nuevo gobierno.

Útil, aunque no sea moral

Quienes conocen el pragmatismo norteamericano, saben qué pasarán de ser halcones a palomas o viceversa, según las circunstancias. Para Washington primero es la moral y por eso le corresponde hablar, en este caso, de suspender las licencias de sanciones petroleras a Venezuela. Estos alegan que no hay elecciones libres. Sin embargo, ¿Eso es útil para los intereses de la Casa Blanca en estos momentos? Habrá que esperar el 18 de abril. La historia norteamericana está plagada de eventos en que, si la moral no es útil, entonces existe la alternativa. El 18 de abril se sabrá, cuál es la alternativa.

Lo cierto que es previsible, que la posible suspensión de licencias de sanciones tenga una puerta trasera. Hay que recordar que estas licencias se otorgaron días antes de que la Plataforma Unitaria hiciera las elecciones primarias. Si se entiende el mensaje, la Casa Blanca no esperó a que maría Corina Machado resultara ganadora de ese evento.

Dentro de la oposición se desarrolla un caos, debido a los enfrentamientos entre sus dirigentes. Eso lo observa Washington y lo tiene presente. Ese caos no envía un mensaje de estabilidad, encuentros y acuerdos, por lo que, para los intereses de la Casa Blanca, resulta inconveniente.

Entonces vienen las "letras pequeñas". La posible revocación de licencias al final perjudica es a la oposición, sobre todo la que está enfrentada, porque podría ser la causa de su aniquilamiento definitivo. El sector opositor que dirigen María Machado, Manuel Rosales, Henrique Capriles, Henry Ramos y Leopoldo López. Maduro, nuevamente sancionado, tendrá la excusa de desmontar los cuadros electorales opositores que se están organizando, y que podrían servir para un candidato opositor "el que sea", ante una votación masiva, como la de 2015. En las bases opositoras están claros de los errores de quienes llamaron a no votar. Los dirigentes principales y secundarios serían perseguidos y muchos obligados a abandonar sus puestos y otros a irse del país, por "traición a la patria". De hecho, eso está ocurriendo.

Con respecto a los efectos económicos, la narrativa cohesiona a los cuadros políticos del chavismo-madurismo. Sobre todo, que, en los últimos seis meses, tras las licencias, el gobierno muestra estabilidad en la inflación. Si las licencias se revocan y los precios se disparan de nuevo, esta vez, muchos señalarán como responsables, a los que exigen que se apliquen las sanciones. Esto sin duda le permitirá al chavismo a reunificar muchos de sus seguidores, hoy dispuestos a votar por cualquier opositor.

Pero no es todo. La gestión de Biden, muy pragmática, sabe que, en el desencuentro entre los opositores, de ganar las elecciones, un gobierno estable es poco probable, lo que actualmente va contra sus intereses, así que si Maduro barre con estos, debido a las sanciones, eso le resulta útil (a Biden), aunque no sea moral en los discursos políticos. En pocos días se sabrá qué se habló en México hace pocos días. Para señas, Maduro dijo que "no hablaba con los payasos, sino con los dueños del circo".



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Alex Vallenilla


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