La Columna del Guerrillero

Homenaje a Teodorita en el Día de las Madres



En este homenaje a mi madre rindo homenaje a todas las madres de Venezuela

Mi madre fue una mujer humilde, sencilla, amorosa, cristiana y profundamente devota del Dr José Gregorio Hernández , como son la mayoría de las madres que proceden de ese mundo donde la fe se convierte en la práctica cotidiana para superar las duras circunstancias en las que transcurría su existencias de esos tiempos.

“Teodorita” como le llamaban cariñosamente sus amistades, casi analfabeta se convirtió en costurera autodidacta, aunque con el tiempo las mujeres que fueron elegantemente vestidas ´por ella, decían a sus amistades este bello vestido me lo hizo “Teodorita” la “modista del pueblo” San josé de Barlovento.

Cualidad innata o destreza con la que fue dotada ´por la voluntad de Dios , toda vez que sin haber asistido a una escuela de arte y costura, sus manos prodigiosas e inteligencia natural, hacían convertir en una realidad la figura que sus clientas extraían de las revistas de modas del momento o figurines.

“Teodorita” fue padre y madre de tres hijos, a quienes educo y formo para la vida, Bruno el mayor que ya partió, fue un filósofo autodidacta de San José de Barlovento, Elena se hizo enfermera ocupando su primer trabajo en el caserío Boca de Casupo ubicado en el cerro El Bachiller. Y mi persona que resulte el cabeza caliente de la familia, no de gratis, sino porque los terratenientes de esa época en su mayoría perezjimenistas, despojaron de sus ́ propiedades a quienes querían, con el solo hecho de acusarlo de estar en contra del GENERAL. Con un falso positivo inventado por un terrateniente de Rio Chico, nos arruinaron como se dice en el argot popular.

Sin embargo “Teodorita” a fuerza de dedal y pedal en su máquina zinc nos levantó con su trabajo de costurera.

Pero el aspecto más resaltante de su personalidad fue su vocación y amor por la familia. “Teodorita” jamás sentio reproche por nadie, ni siquiera por quienes gratuitamente le agredieron alguna vez de palabra, por el contrario siempre tuvo sus manos extendidas para quien la necesitara, solidaria como ninguna.

Cuantas veces a pesar de tener apremios económicos y habiendo trabajado hasta altas horas de la noche para terminar el traje de una cliente, mandaban a buscar el vestido con el recado siguiente “mándame el vestido y te pago después” y “Teodorita” accedía sin mostrar ninguna inconformidad.

Su generosidad se perdía de vista, no había oportunidad en que hiciera algún dulce y que a la hora de repartir no estuvieran presentes sus amistades y si alguien se le olvidaba de enviarle su parte del dulce, se mostraba contrariada y apenada.

Otra de sus grandes virtudes fue la preocupación que sentía cuando alguien llegaba a su casa, bien que llegara solo o con alguno de nosotros, lo primero que “Teodorita”

Preguntaba ¿Udes comieron? Según la respuesta, de inmediato se metia en la cocina.

Finalmente sus lágrimas cada vez que algunos de sus hijos o familiares nos marchabamos después de visitarla donde estaba viviendo con alguno de nosotros. Sus lágrimas y bendiciones eran nuestras compañeras de viaje.

Su corazón era tan grande que no le cabía en el pecho, anidaba tanto amor y bondad por sus seres queridos y amistades, que hoy uno le pregunta a quienes ella les sirvió o atendió que ¿quien era TEODORITA para ellos? y te dicen tu "mamá era una santa".

Que orgullo siento ser hijo de “TEODORITA”


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Hernán Urbina

Guerrillero Ayer. Combatiente Siempre.

 orgmbr200@gmail.com

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