Navidad, feliz Navidad, sin hallacas ni perniles que más da

Con toda la franqueza que me caracteriza como presidente antiyanqui, madurista-chavista, chino-ruso, objetivo y comprometido con el bienestar del pueblo de Venezuela en Petros. Le manifiesto a ese mismo safricado pueblo que, primero comen ellos que yo, por lo que a partir del mes de diciembre que a los diez millones de perniles que vendrán en barco del extranjero que han sido adquiridos por mi administración en euros y, que sumados a los diez millones de perniles venezolanos que están seguros, porque hemos confirmado que compraremos a los industriales venezolanos de ese ramo, hará posible que la magia de este gobierno socialista que no se parece al gobierno de Trump, lo que nos regocija, porque este año no se quedará ningún hogar venezolano sin comer pernil en su mesa en estas Navidades que, serán las mejores del mundo y que el año pasado se pudrieron en Colombia y quedé mal con ustedes -dijo- Nicolás Maduro Moros palabras más, palabras menos, una noche de noviembre.

Que con toda la expansión de una gran mentira que hoy tiene arrecho, boca abierta, muerto de hambre y enfrentados a los venezolanos al saber que fueron engañados con el cuento de los perniles de Maduro que, por tercer año consecutivo con la misma petulancia de falaz política como de intolerancia de un sarcasmo inoportuno como jefe del Estado que, se infla de orgullo taurino al burlarse de los venezolanos con una sobriedad de revolucionario por, haberse realizado nueve elecciones continuas que nos engordan de país demócrata que está al día con la Constitución Bolivariana. No importa que el pueblo sufra, que no coma porque no consigue que comprar con lo que gana que, los productos regulados no se consiguen y, cuando se ven están en otras manos con sobreprecio, y además, los comerciantes no le paran a las medidas de su gobierno y no hay supervisión y, los pollos y la carne en enero si acaso y, el gobierno está ausente en que parece ser que, en Miraflores no hay nadie cuerdo.

Creerle a Maduro es una pesadilla, hoy dice una cosa y mañana otra, y tiene un poder de adulterar las cosas de tal forma que, ya el pueblo ni le para y tiembla cuando anuncia aumentos que es como un subsidio que les da a los empresarios y, a todos los que viven de robar al pueblo que es lo fácil que hay en este país que no es preciso atracar con armas y amenazas, es la cultura del momento.

¡Maduro vive, la Patria vive! Y, los perniles no van acompañar a las bolitas chinas que guindarán de los arbolitos invisibles que vendrán en las cajas clap que, cuando llegan vienen más flacas con menos productos que lo más que traen son lentejas o, ¿es que acaso el pueblo venezolano es comedor de lentejas? Y, lo más espectacular del gobierno de nuestro presidente es que la harina de maíz desapareció, se la tragó la revolución, pero la culpa es de la guerra económica, una guerra que mata lentamente y que el gobierno no ha sabido combatirla que lo tiene contra la pared con mafias que lo que tú quieras te lo consiguen que por Internet te venden lo que deseés.

¿No imagino por qué el gobierno de Trump quiere tumbar a Maduro? Si él mismo cada día se penaliza de error tras error y, por dónde se meta se hunde más y, medida que tome es un pasar de tiempo de distracción que de solución y, desde adentro del mismo gobierno lo empujan dentro del populismo a ser más impopular cada día y, véanse en el espejo de las elecciones de concejales que no hay nada que celebrar que dentro de lo patético de la parasitosis en que se ha convertido ese cargo que, actualmente no representan a nadie a no ser a sus propios interéses y, a la clientela del Psuv que, por el pueblo nada que ver.

Ojala Maduro se dé un paseo por Venezuela y abra los ojos que como potencia no pasamos de po como pobres en un país enfermo y muriendo a mengua de tantos problemas crónicos que este socialismo del SXXI no cura ni ha conseguido como adelantar en credibilidad cuando él mismo se ha encargado de engañarlo con toda la saña de una inconsciencia que llama a razón, razón que se perdió con la muerte del comandante Chávez con el que perdimos el rumbo definitivamente.

Pernil no hay y si hay sueñen que no serán ustedes ni nosotros que los disfrutaremos y, todavía seguimos esperando por los ingredientes para las hallacas que ya no serán para este año y, qué de cosas no, somos felices, felices de una rabia que palpita de más rabia que a dónde vayas te cubre y sin tener cómo defender el gobierno, la impaciencia nos embarga, pero a la vez nos place de alegría y de conformidad que la paisana -Amaranta Rojas- está aporreando todo los día por lo que es y por lo que no es, por Aporrea, con un apósito de rebeldía de vapor guanipero a la e-nésima potencia de su accionar triturador de crítica, por lo que ella sí comerá pernil de la cochina que le regaló Pascualina Curcio quien la entrompó de rabia, por tumbarle su teoría económica de más por menos inflación de una hiperinflación que va vía al infinito.

 



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Esteban Rojas


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